jueves, 22 de noviembre de 2007

Fútbol de los barrios – Otra vez la violencia

Santa Cruz mantuvo su condición de invicto del torneo de Primera A del fútbol de los barrios, tras empatar 0-0 con Cristal por la cuarta fecha, en un partido muy accidentado que terminó con jugadores expulsados y un integrante del elenco “constructor” cortado en su cabeza producto de un piedrazo que recibió a la salida del campo de juego, en momentos en que se desató una verdadera batalla campal.
Los hechos, lamentables por cierto y que ya son moneda corriente en los campeonatos de la Asociación de Fútbol de los Barrios, se produjeron al término del cotejo pero, en honor a la verdad, empezaron bastante antes del pitazo final del árbitro Castro.
Se sabe que entre Cristal y Santa Cruz existe una rivalidad muy fuerte en lo deportivo y que se fue alimentando a medida que ambos se cruzaban en instancias de eliminación directa. A esta altura no hacían falta muchos chisporroteos para que esa "pica" pasara a mayores. Para colmo esta especie de clásico barrial resultó bastante áspera, con más de una pierna puesta al filo del reglamento.
Se iba el juego y cuando parecía que todo se quedaba en las típicas cargadas y en los insultos al cielo por los goles errados, se desató la batahola. Al parecer, la mecha la encendió Saúl Acuña, defensor de Santa Cruz, que se hizo expulsar por un supuesto codazo a un defensor de Cristal.
Tras el cartón, cuando el ex defensor de Bancruz, entre otros equipos de la Liga Sur, dejaba la cancha, fue interceptado por varios hinchas del “cervecero” quienes totalmente “sacados” pretendieron ajusticiar al infractor. Viéndose rodeado y en clara inferioridad numérica, el hombre del cuadro “constructor” tomó un fierro para tratar de defenderse, pero justo en ese momento recibió un piedrazo que le produjo un profundo corte en la parte posterior de la cabeza, de la que emanaba gran cantidad de sangre.
Ahí sí comenzó el caos: niños llorando, comisarios deportivos y gente de ambos bandos tratando de separar y contener a los iracundos. Para colmo aparecieron de la nada decenas de perros y los curiosos de siempre, ansiosos por no perderse algún uppercut de derecha o una versión mejorada de la Garza de Karate Kid.
Con el correr de los minutos, la sensatez le fue ganando al descontrol y los ánimos se calmaron. ¿El saldo? Saúl Acuña en el Hospital recibiendo varios puntos de sutura y la pregunta: ¿hasta cuándo va a seguir este clima de violencia?

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